jueves, 11 de julio de 2013

No soy lencha, pero me rodeo de ellas





El día de hoy acudí a una ponencia llamada “Lesbianismo Político” a ciencia cierta no sé el nombre de la autora, no porque no haya puesto atención sino porqué al momento de presentarla no se les entendió en el micrófono, lo que alcance a percibir fue Martha, pero de nueva cuenta reitero que no lo sé. Esto dentro del marco de la 2da Jornada Cultural de la Diversidad organizada por el Movimiento LGBTTTI y bajo la invitación de una amiga, lesbiana, por supuesto.

Seré sincera, no iba con muchas expectativas, lo hice por acompañar a Mariana, salir de casa y aprender algo nuevo, incluso mientras íbamos al lugar jugamos con la perspectiva ¿qué pasaría si mi madre se diera cuenta?, no es que ella tenga lesbofobia o algo por el estilo pero últimamente se ha “preocupado” porque, al menos en cada círculo de amigos, tengo una amiga como lesbiana.

Llegamos al recinto, el mezanine del Congreso del Estado (sé que en realidad para este nivel no tiene mucha relevancia que lo mencione pero más adelante lo haré) con media hora de anticipación, tomamos nuestros lugares y platicamos en lo que iniciaba el evento. Éramos aproximadamente quince mujeres, dos hombres, un gay y dos trans; se podrán dar cuenta de que no mencioné el número de lesbianas porque no lo sé, creo que en realidad debería de contar las heterosexuales que presenciamos la ponencia.

La verdad es que pensé que presentarían algo novedoso ya que comenzaron con una breve introducción respecto a las propuestas que tenían pensando entregar a las autoridades correspondientes para hacer posible los derechos humanos de las lesbianas, sin embargo no fue así, el discurso fue el mismo que he presenciado a través de las redes sociales. La autora del escrito decía que era una lesbiana amorosa, que tiene amigas en la ciudad de México que son feministas, y por la manera en la cual se expresaba parecían radicales, que conoció a través del movimiento de mujeres, mencionó a varios de ellos: feministas, contra los feminicidios, hombres feministas, lesbianas feministas, o cualquier nombre que incluya los sustantivos feminismo y lesbianas. Todos tienen el propósito de luchar por el derecho de las mujeres, principalmente el de las lesbianas, pidiendo tolerancia por ser diferentes. Y eso fue todo.

Después dieron paso a una serie de preguntas y respuestas en donde una chica comentó que era necesaria la educación de las nuevas generaciones porque habrá más lesbianas en el mundo, luego otra se “ofendió” porque ella decía que no se tiene que esperar a que esta generación tenga hijos paras tomar cartas en el asunto, su discurso se basaba en tolerancia, que nadie les diga nada cuando pasean por un centro comercial, besarse con su pareja, hostigarlas o acosarlas por sus preferencias amorosas y sexuales, luego lo resumió exigiendo libertad.

La libertad no existe, es sólo un ideal romántico que nos han inculcado a lo largo de la historia.

Fueron precisas las ideas que plasmaron, un mundo en donde cualquiera puede salir a la calle sin temor a que les hagan nada, la elocuencia fue lo suficiente para llegar al escaso número de asistentes; reclamaron que no hubieran más pero sabían muy bien el motivo de ello: miedo.

Sabían que el miedo de las mujeres a ser reconocidas como lesbianas en el Congreso del Estado era grande, el miedo a ser rechazadas, a ser agredidas, a ser marcadas solamente por un gusto pudieron más que luchar por sus derechos.

Es motivador que realicen este tipo de eventos, además de las marchas que, para mí, están sobrevaloradas, pero lo que parece que no les queda claro es que de la teoría a la praxis hay todo un mundo de distancia y precisamente era lo que quería expresar pero ya no hubo tiempo para hacerlo.

Desgraciadamente vivimos en una sociedad conservadora que durante siglos ha actuado por medio de una “familia tradicional” y machista. La iglesia nos ha calado hasta los huesos al decir que la homosexualidad es pecado, claro, sólo traduce con literalidad lo que les conviene y que me perdone Dios en dado caso de no ser así. Pero si los griegos, de donde han salido los filósofos más reconocidos, decían que se acostaban con las mujeres porque era necesario poblar las ciudades, pero no porque realmente lo quisieran, el verdadero placer lo tenían cuando se acostaban con hombres. Ya existía la homosexualidad, e incluso el lesbianismo con Safo, y lo veían con naturalidad ¿Por qué la sociedad del siglo XXI no puede aceptar algo que ha existido desde siempre? Sólo fue cuestión de que entráramos a esa era llamada medieval para que todo se retorciera.

Al parecer lo que no entienden nuestras amigas lesbianas es que todo por lo que están luchando ahora no lo vivirán, por el contrario, serán las siguientes generaciones  las que podrán disfrutar de todo lo que han logrado, así como en décadas anteriores las lesbianas lucharon por el respeto que se merecen y ahora ellas pueden hacer este tipo de eventos, en los cuales se pueden expresar libremente en el Congreso del Estado, sí, no en un salón de eventos, parque cualquiera, no, es el CONGRESO DEL ESTADO. Creen que no han logrado nada cuando hace unos años sería impensable que pudieran presentarse en lugares como estos.

¿Es injusto? Sí, vaya que lo es, pero la vida no es justa y deben comprender que siempre habrá odio, ying y yang si desean verlo de esa manera, bien o mal; si existe el amor también el odio estará presente.

Seguirá habiendo personas a las cuales no les guste que manifiesten sus expresiones amorosas en público, incluso que estén “en contra” de la homosexualidad, lo que sí se puede hacer es enseñar la tolerancia desde ahorita.

Ejemplo estúpido: a mí no me gustan las calabazas pero no por eso voy a ir a matar a todos los jornaleros, personas que las degustan, ni a quemar las hortalizas porque ese vegetal no es de mí agrado, simplemente tolero a quiénes sí, las evito comer y listo.

Eso es lo que se les debe enseñar a esta sociedad que recién está abriendo su mente ante diferente pensamiento, hay diversidad y hay que aceptarla tal y como es; tolerar si no podemos consentirla del todo. Al menos en mi caso lo hago, tengo la fortuna de ser docente y a veces tomo la libertad de dar pequeñas “lecciones” vivenciales en lugar de aplicar algún ejercicio en el tema: les hablo de la homosexualidad con naturalidad, del respeto hacia los demás y de la aceptación de todos. Puede que les llegue algunos o puede que no, pero al menos estoy haciendo la labor que la misma sociedad me demanda.

Así que, adelante, lesbianas, sigan luchando para que dentro de unos años no muy lejanos puedan salir a la calle sin miedo a una represión.


No soy “lencha”, pero me rodeo de ellas.

1 comentario:

anairam11 dijo...

Escribiste exactamente lo que me dijiste. Sin perder elocuencia, es grandioso. Me gusta mucho, tus puntos son acertados. Solo no me robes el ideal de ser "libre" por lo menos alguna vez. Te quiero muchotototote, gracias por acompañarme :)