miércoles, 28 de julio de 2010

Tres días...

Te ha pasado que conoces a una persona y sientes que ya la quieres, que te conectas con la ilusión de poder platicar con ella. Que aunque hace escasos momentos que sabes de su existencia presientes que ya la conoces de toda la vida.

Que aunque lo primero que hace es molestarte, te gusta que lo haga, te gusta que te haga enojar , y seguirle el juego para durar hasta las cuatro y media de la madrugada charlando de cosas triviales, que aunque sabes que al día siguiente será bastante cansado, y que no sólo es uno sino dos días en los que no pararás debido a que trabajarás arduamente, pero en ese instante no te importa. Sólo quieres estar ahí, platicando de la nada y del todo.

Pasan los días de trabajo y lo único que quieres es entrar, iniciar sesión y ver su nombre como conectado, comenzar a pelear y hacerte la ofendida para que él intente contentarte. Que tienes realmente tres días conociéndolo y lo extrañas porque ahora él es quien se irá de viaje. Y lo piensas y vuelves a inicar sesión con la ilusión de ver que está conectado aunque sabes perfectamente que no será así.

Que lo extrañas aunque sepas poco o nada, que tienes la esperanza que en su agenda tan apretada te dedique unos segudos de su tan preciado tiempo así como tú se lo dedicas y no sólo le dedicas segundos sino hasta una entrada en tu blog.

Y deseas que el tiempo pase pronto, deseas platicar con él, deseas que él te provoque, que te diga que tienes 12 años, que te diga apodos cariñosos y sobre todo que confiense que eres tú la primera con la que se comporta así, y con eso piensas ya toda una vida de amistad con él.

Aunque tengas tan solo tres días...

lunes, 19 de julio de 2010

Cadáver Exquisito V. 3.0


Bueno, les digo que las noches de calor tienen un no sé qué, que andamos todos (?) pensando en el surrealismo, es por ello que traigo la tercera versión del cadáver exquisito, sin embargo en ésta ocasión no sólo es el joven Iván Alarcón sino también la señorita Nana Estrada.

Aquí les dejamos nuestra capirotada de nuestro cadáver exquisito.

Ciertas mañanas el rojo se ha tornado azul, lamentable, ha amanecido. No dura mucho la alegría de los pájaros, el fuerte viento de una tormenta avecinándose mueve bruscamente las ramas de los árboles. El cielo se tiñe de blanco y gris; la felicidad se desvanece de las miradas.
De la nada, miré aquello que tanto miedo me daba, aquello que hacía que mis piernas temblaran y mis labios lloraran. Mis labios te imploran, se desgarran contra el cristal. Tú siquiera te inmutas ante el carmesí resbalando por mi barbilla.
Permanecer en la oscuridad, más del tiempo necesario, es bueno. Después de un tiempo en la oscuridad los ojos se acostumbran a ella. Una polilla, grande y negra a surcado el umbral de la ventana, ¡qué bella es!
Pero ¡qué mas da! mis ojos quieren hacerse ciegos, están cansados de verte en simples sueños, tristes y anhelantes, por una mirada, por un suspiro, por la luz de tu alegría. Cantan las aves después de la tormenta, a todos les gusta el olor a tierra mojada. Caigo por el acantilado de la ignorancia de no mirar té. Prefieres adormecerte masticando el sabor, profiriendo alguna queja o quizás sólo escuchando el arrullo de las gotas de la lluvia.
A la mujer vecina la están golpeando, parece que no ha visto la luz del sol del cielo despejado, mucho menos su marido. O eso me hacen pensar mis pupilas dilatadas.
Me canse de que la luz se fuera, de que cambiara, de que atravesara mi pecho con su dulce dolor apremiante.
El chasquido que provocó tus pisadas sobre el papel regado en la alcoba me despertó de aquél interminable sueño. Callan todos a mi alrededor, ¿por qué lo hacen? porque el viento está hablando y a él no se le puede interrumpir. Te grito en el café, te grito en el té, te grito en lo más profundo de mí ser. ¿Cuál fue la obra de teatro que perdiste dentro del hollín de tu memoria?
Lloran los niños, no me gusta escucharlos llorar pues aturden mis oídos. Las señoras caminan por las calles, llevan a los niños en carriolas pero no se dan cuenta de que tienen hambre. Camino por el frío suelo, hasta que mis pies son desgarrados, llega un momento en el que ya no los siento, y me arrastro. Me arrastro y mi sombre quiere huir, me arrastro... Mi querida, quisieras, lo anhelarías si tan siquiera supieras de que hablo.
El cielo se tornó color mar completamente, tan claro que era imposible saber donde terminaba el mar y empezaban los cielos. A mí lado había una mujer tratando de pintar el mar y sus olas pero no veía la curvatura de la tierra, sólo una inmensa mancha azul sin principio ni fin. Te huelo a ti, apesto a ti, y me dejo envolver en tus brazos de humo. Cuando te gusta el olor de mi corazón prefieres pegarte a la pared y avanzar hasta el hueco más próximo, me dejas esperando cualquier impulso... Toda esa sangre golpeando mi cerebro. Quebraré ese espejo con una mirada.
Somos tan simples y superfluos cuando no estamos juntos, pero nuestra unión convierte al universo como algo innecesario. Esta Afrodita mía que enciende mis pasiones más allá de todos los deseos.
Igual, todos tenemos un punto débil, el mío aún no tiene nombre, me protejo con el lucero de la noche, que cae a diluvios ante la ignorancia de su hermosa tristeza.
El viento ronronea entre mi cabello cual si fuera aquél a quien dejé algunos años antes de procrearte. No quiero escuchar más allá de tu propia voz, ya no quiero celebrar nada que no venga de ti. Ayer éramos unos, ahora somos otros. Porque la flor ya se ha marchitado, se ha cansado de esperar el sol que la hace sentirse viva. Espera a que retroceda en el valioso tiempo, a crear o recrear la inolvidable máquina del tiempo, inconclusa... Siempre.
Miremos a través de las manecillas del reloj, hasta que se detengan y todo a nuestro alrededor nos lleve más allá de los que el estado físico puede aportar.
Se detiene, lo mira, suspira y se da la media vuelta, no piensa humillarse de nueva vuelta.
Dos o tres, miente al pedir siete. Nunca se le ha dado más de dos o tres. Despídelo con dos y que no vuelva hasta su turno. Y es el momento de empezar de nuevo, una nueva vida, una nueva mirada, y un nuevo futuro. No hay que retroceder pues el pasado se desvaneció al dejar de ser el presente.
Pero bueno, es tan sólo una nueva noche, un nuevo día, una nueva vida, que sólo espero no matarla con ella misma.

martes, 13 de julio de 2010

Cadáver Exquisito V 2.0


Bueno las noches de verano tienen o un no sé que, que hace que el joven Iván Alarcón y yo deliremos un tanto.

Así que como casi todo tiene segundas partes, he aquí la segunda versión de un cadáver exquisito.

¡Ah pero que bonito es el surrealismo!

La foto es cortesía de Guido-san :B... bueno la edición xD.

Espero que lo disfruten.

Noches diurnas con el calor inaguantable, la pequeña niña mira la luna con la ilusión de que le llegue un poco de su frescura. Y es que el viento es pasajero, al igual que la música que va y viene y arremete contra las paredes. Se desliza por el vacío y llenándolo de espacio. Tan sólo es dejarse llevar, pasear por el viento, llegando hasta las estrellas, dejar un pedacito de su corazón en ellas. Todos los días me despierto sin abrir los ojos y leo mi mente que sigue escribiendo más de mil historias al mismo tiempo. Es la realidad de los sueños y la maldición de la realidad. Pero después se da cuenta que sólo es un sueño, que tan sólo es una triste y vaga ilusión que hace que se dé de topes, porque la oscuridad puede más, porque la tristeza alberga en lo más profundo de su ser. Sube por las escaleras hasta el cielo y al llegar se deja caer al vacío y despierta de un sobresalto. Los ojos se humedecen al sentir el pánico de más de mil corazones. Pero que más da, así es la vida, subes, bajas y te das cuenta que sólo te encuentras en tu cama, mirando el techo imaginando que podría pasar, que podrías hacer, que podrías.... tan sólo que podrías. Y el corazón se detiene a causa de los pensamientos que lo palpitan. Son los labios vuestros los que desplazan el viento. Es el don de la ninfa del bosque. Tan sólo cierro los luceros, lanzo un suspiro a la lluvia y te beso en silencio. Es la miel de las abejas la que besa tus labios, y la hiel la que besa los míos. La brisa de la media noche la que envuelve mi cuerpo al acércame al tuyo. Te imagino, tras un velo que lo cubre, te imagino tras tu mirada de tristeza perdida, te imagino a mi lado contando las infinitas del cielo. Es el árbol muerto que se mantiene en pie. ¿Quién es capaz de hacer eso? ni siquiera cuando estamos vivos. Luego camino descalzo, hasta que llego a la encrucijada que el destino me tiene preparado. O te elijo a ti o me elijo a mí. La lluvia de la tarde golpea bruscamente la ventana de mi habitación, quisiera mirar más allá pero la cortina de lluvia no me lo permite. Son murallas liquidas las cuales no sé como atravesar. Fuegos, llamas, el corazón arde entre todas ellas, quiere purificarse para poder volver a ser blanco, blanco puro, blanco agua. No son lo mismo los suspiros del día que los de la noche. La calidez del día se asemeja al del corazón y la frialdad de la noche es similar pensamiento humano: fresco pero oscuro. Ya entran los aromas de lluvia por la pared, impregnan la habitación y seducen con su naturalidad. Ya no hay flores en el jardín pues la tormenta a acabado con ellas. Todo lo miro pasar, la gente caminando sin un hogar al cual ir, personas que se topan con otras sin pensar en lo mucho que tienen en común, pero sigo anhelando. Anhelando el momento en que alguien decida a sacarme de la misma cárcel que me construí. Son niños y sus ojos anuncian inocencia, pero el mundo es cruel y la inocencia no dura para siempre. No tardarán en ser unos insensibles más de la raza humana. Nos acostumbramos a no sentir las lágrimas cuando inundan los ojos, nos acostumbramos ver y dejar pasar las cosas. Pero luego, de la nada surge aquello que me ciega, ciega mi perlas admirando, ciega lo muerte a la esperanza. Y se pierde el hilo de la historia, de la fantasía y de la realidad. Conté hasta tres y cerré los ojos esperando ver todo completamente sigue igual, no hay diferencia. No queda remedio, volveré a la monotonía, a la cruel rutina para vivir esto que llaman vida. Cuando debemos de gritar es cuando aprendemos a quedarnos callados. Y la boca muda a nadie le importa, ni siquiera al mudo. Silencio.... silencio.... silencio en mi alma y en lo que queda de sueños. Pero ya no hay nada, lo que había lo difuminó el viento o se perdió en el tiempo.

viernes, 9 de julio de 2010

幸福 Kōfuku

Yo sólo quiero tu felicidad, sabiendo que nunca seré tuya para compartirla

Frase del Manga de Clover propiedad de CLAMP, dicha por Oruha sí mal no recuerdo.

Yo sólo quiero tu felicidad, sabiendo que nunca seré tuya para compartirla, me atrevo a decir que me adueño de la frase. Y hago tal atrocidad sólo por el hecho de que el corazón que late dentro de mí, me lo dicta. Lo grita a los vientos habidos y por haber, en cada palpitar lo sueña.

Sólo quiero que seas feliz, no me importa cómo ni con quién, pero quiero que lo seas. Porque sé que yo no podré hacerlo, porque aunque tenga tantas ganas de decirte: ¡Mírame! Lo que tanto buscas está en mí. Lo que tanto anhelas, la comprensión, el valor, el lugar, el amor, el apoyo que necesitas, algunos gustos en común, todo lo que me dices que quieres, en cierta forma sé que los tengo. Pero jamás podré hacerlo, jamás podré decirte que me mires con otros ojos.

Me gustaría decir que no hay que adelantarse a las cosas y decir, de esa agua no he beber, pero soy realista. Muchos dicen que es pesimismo lo que tengo, pero es realismo.

Eres tan perfecto dentro de tus imperfecciones, que aunque sé que eres mi amigo, y no te quiero del todo más que eso, me gustaría poder apoyarte, me gustaría darte la felicidad, las caricias, el cariño que tanto necesitas, porque sé que lo necesitas, en tu mirada triste se notaba.

Pero como sé que realmente no podré anhelarte más que en mis sueños, más que en el mundo perfecto que creo cada noche antes de dormir, sólo deseo tu felicidad.

Sólo deseo que la persona que elijas te haga feliz, que ya no te hagan sufrir como ha pasado como hasta el día de hoy, no sabes la rabia que me da, no sabes las ganas que me dan de tomarte por los hombros y zarandearte y decirte que no necesitas buscar más.

Pero eso ya no me corresponde....

Tu sonrisa es la mía, tu felicidad es la mía y yo... yo estaré aquí para ti, cada noche, cada día.

Así como las estrellas siempre están para el cielo nocturno, así como las flores están para la primavera.... así como cada comparación que te imagines... Estaré para ti.

Y tu felicidad siempre será la mía.