lunes, 19 de julio de 2010

Cadáver Exquisito V. 3.0


Bueno, les digo que las noches de calor tienen un no sé qué, que andamos todos (?) pensando en el surrealismo, es por ello que traigo la tercera versión del cadáver exquisito, sin embargo en ésta ocasión no sólo es el joven Iván Alarcón sino también la señorita Nana Estrada.

Aquí les dejamos nuestra capirotada de nuestro cadáver exquisito.

Ciertas mañanas el rojo se ha tornado azul, lamentable, ha amanecido. No dura mucho la alegría de los pájaros, el fuerte viento de una tormenta avecinándose mueve bruscamente las ramas de los árboles. El cielo se tiñe de blanco y gris; la felicidad se desvanece de las miradas.
De la nada, miré aquello que tanto miedo me daba, aquello que hacía que mis piernas temblaran y mis labios lloraran. Mis labios te imploran, se desgarran contra el cristal. Tú siquiera te inmutas ante el carmesí resbalando por mi barbilla.
Permanecer en la oscuridad, más del tiempo necesario, es bueno. Después de un tiempo en la oscuridad los ojos se acostumbran a ella. Una polilla, grande y negra a surcado el umbral de la ventana, ¡qué bella es!
Pero ¡qué mas da! mis ojos quieren hacerse ciegos, están cansados de verte en simples sueños, tristes y anhelantes, por una mirada, por un suspiro, por la luz de tu alegría. Cantan las aves después de la tormenta, a todos les gusta el olor a tierra mojada. Caigo por el acantilado de la ignorancia de no mirar té. Prefieres adormecerte masticando el sabor, profiriendo alguna queja o quizás sólo escuchando el arrullo de las gotas de la lluvia.
A la mujer vecina la están golpeando, parece que no ha visto la luz del sol del cielo despejado, mucho menos su marido. O eso me hacen pensar mis pupilas dilatadas.
Me canse de que la luz se fuera, de que cambiara, de que atravesara mi pecho con su dulce dolor apremiante.
El chasquido que provocó tus pisadas sobre el papel regado en la alcoba me despertó de aquél interminable sueño. Callan todos a mi alrededor, ¿por qué lo hacen? porque el viento está hablando y a él no se le puede interrumpir. Te grito en el café, te grito en el té, te grito en lo más profundo de mí ser. ¿Cuál fue la obra de teatro que perdiste dentro del hollín de tu memoria?
Lloran los niños, no me gusta escucharlos llorar pues aturden mis oídos. Las señoras caminan por las calles, llevan a los niños en carriolas pero no se dan cuenta de que tienen hambre. Camino por el frío suelo, hasta que mis pies son desgarrados, llega un momento en el que ya no los siento, y me arrastro. Me arrastro y mi sombre quiere huir, me arrastro... Mi querida, quisieras, lo anhelarías si tan siquiera supieras de que hablo.
El cielo se tornó color mar completamente, tan claro que era imposible saber donde terminaba el mar y empezaban los cielos. A mí lado había una mujer tratando de pintar el mar y sus olas pero no veía la curvatura de la tierra, sólo una inmensa mancha azul sin principio ni fin. Te huelo a ti, apesto a ti, y me dejo envolver en tus brazos de humo. Cuando te gusta el olor de mi corazón prefieres pegarte a la pared y avanzar hasta el hueco más próximo, me dejas esperando cualquier impulso... Toda esa sangre golpeando mi cerebro. Quebraré ese espejo con una mirada.
Somos tan simples y superfluos cuando no estamos juntos, pero nuestra unión convierte al universo como algo innecesario. Esta Afrodita mía que enciende mis pasiones más allá de todos los deseos.
Igual, todos tenemos un punto débil, el mío aún no tiene nombre, me protejo con el lucero de la noche, que cae a diluvios ante la ignorancia de su hermosa tristeza.
El viento ronronea entre mi cabello cual si fuera aquél a quien dejé algunos años antes de procrearte. No quiero escuchar más allá de tu propia voz, ya no quiero celebrar nada que no venga de ti. Ayer éramos unos, ahora somos otros. Porque la flor ya se ha marchitado, se ha cansado de esperar el sol que la hace sentirse viva. Espera a que retroceda en el valioso tiempo, a crear o recrear la inolvidable máquina del tiempo, inconclusa... Siempre.
Miremos a través de las manecillas del reloj, hasta que se detengan y todo a nuestro alrededor nos lleve más allá de los que el estado físico puede aportar.
Se detiene, lo mira, suspira y se da la media vuelta, no piensa humillarse de nueva vuelta.
Dos o tres, miente al pedir siete. Nunca se le ha dado más de dos o tres. Despídelo con dos y que no vuelva hasta su turno. Y es el momento de empezar de nuevo, una nueva vida, una nueva mirada, y un nuevo futuro. No hay que retroceder pues el pasado se desvaneció al dejar de ser el presente.
Pero bueno, es tan sólo una nueva noche, un nuevo día, una nueva vida, que sólo espero no matarla con ella misma.

2 comentarios:

Unknown dijo...

jajaja
"Capirotada" xD
nos quedo bonito :P
Explique por qué capirotada.

Oneechan dijo...

Waaaa -//- tus escritos me hacen soñar~ en serio!

Muy bueno :) me gustó