sábado, 6 de julio de 2013

De lo que pasa en una paseada por "La Liber"

El día de hoy fui al centro ¿histórico? de mi ciudad, tenía meses que no iba sino es que poco menos de un año. Me baje en la “parada” (sin albur) correspondiente  y caminé unas cuatro o cinco cuadras hasta llegar a la calle Libertad o “La liber” como mejor la conocemos los chihuahuenses, es una especie de calle Madero del DeeFe pero unas 5 veces, si no es que más, más pequeña.

No sé qué tienen los gobernadores del Estado que siempre imitan a la ciudad mencionada anteriormente, nos dieron una Diana Cazadora en la avenida Mirador, incluso una mala imitación del Ángel de la Independencia aunque el de acá es Ángel de la Libertad con una espada que tiene un láser al mero estilo Jedi que significa esperanza; ya tiene rato que no funciona así que tenemos roto el rasho láser de la esperanza.

El nuevo gober César “Pelona Reluciente” Duarte junto con el presi municipal decidieron hacer casi lo mismo que en la Madero y el Centro Histórico (ese sí es histórico y no chingaderas) eliminar algunas calles para que sea un enorme paso peatonal, pues, para los peatones. Duh.

Las obras siguen sin finalizarse por lo que aún hay bastante escombro en ese espacio, especialmente frente a Catedral, en la cual hay una exposición de esculturas. Sinceramente no me fije de quién es, ni cómo se llama, qué fracaso de humanista soy, sé que debí de haber prestado más atención, pero ni modo, decidí seguir caminando mientras escuchaba música por los auriculares, cuando por fin me acerco al inicio de “La liber” me percaté de un círculo de personas, obvio rodeaban a alguien, llamaron mi atención, no sé si por morbo o por qué, digo no es común que varias decenas de individuos se aglomeren en cierto espacio tan pequeño.

Para mí no sorpresa estaban observando a un grupo norteño, con guitarra, acordeón y todo el kit necesario para tocar cierto estilo de canciones propias de la región, me quité los audífonos y duré parada unos cuantos minutos para observar. Unos grababan el acto, otros pasaban y dejaban algunas monedas, incluso a algunos se les percibía las ganas de bailar pero la vergüenza podía más en sus pies. Me di cuenta de que el cantante en cuestión no era integrante de la agrupación, ¿qué como lo supe? Sencillo, era el único que no traía el mismo vestuario y se notaba que estaba ligeramente ebrio, cantaba con una pasión que parecía no darse cuenta de lo desafino que lo hacía.

Deje el lugar y seguí caminando, luego más adelante vi uno de esos chicos que se pintan TODOOOS de gris y actúan como si fueran robotcitos cuando lanzan una moneda a su recolector, ¿happenigs tal vez? Varios niños lo veían asombrados, uno temeroso se acercó a tocarlo y al momento de hacerlo el joven se movió, el pequeño corrió a las piernas de su madre con una mezcla de alegría y miedo que se dibujaba en su sonrisa.

Seguí caminando hacía mi destino y pensé en los tres eventos que recién presencié: la exposición de esculturas, el grupo norteño y el chico metálico robot. Llegué a la conclusión de que es necesario que salga más seguido a recorrer la ciudad. Durante meses sino es que años, por aquello de la carrera, me quejé que en la ciudad de Chihuahua no hay “cultura”, que no hay eventos a los cuales asistir, porque cometí la estupidez de compararlo con la ciudad de México. Qué tontería tan enorme ¿Cómo oso comparar al monstruo de edificios con un rancho grandote?

Recuerdo el año pasado cuando realicé el verano de investigación científica en la ciudad de México que, fácil, había cinco, como mínimo, eventos culturales a los cuales asistir; claro, que mi flojera y/o el miedo a la soledad impidieran que asistiera todos los días a dichos eventos es una cosa muy distinta. Y aquí, bueno aquí tienes que buscarlos hasta por debajo de las piedras para darte cuenta qué ofrecen los artistas locales. Puedo jactarme que el Festival Internacional que organizan cada año va mejorando y la Feria de Libro deja algo que desear (de nueva vuelta caigo en el error de compararla con la FIL) pero de a poco a poco nos vamos forjando.

En fin, todo esto viene sólo a concluir a marchas forzadas, que la ciudad está creciendo y ofrece los eventos culturales que la gente necesita más no los que se merecen, porque sé que se merecen más, mucho más. Ahí se quedan afuera las verdaderas obras de teatro, las muestras de danza folclórica o de cualquier otro tipo de baile, lecturas en atril, conciertos, etc. Sé que Chihuahua cuenta con maravillosos artistas, los conozco, he convivido con ellos, pero no sé qué pasa con nosotros que preferimos algo “famoso” que producto nato de la región, tal vez va dentro del “Chihuahua es un público muy difícil”, tan difícil que no sabemos a ciencia cierta lo que necesitamos realmente.


Hace unos viernes leí una columna del LLE. Víctor Velo (acá la columna) donde con muy buena narración y a modo de diálogo expresa qué pasaría si no existieran los artistas en la ciudad, sentí que fue una especie de Fahrenheit 451. Es increíble como pensamos que el arte no es necesario en nuestras vidas cuando en realidad convivimos con él de una manera tan formidable que no nos percatamos cuando realmente lo hacemos.  

1 comentario:

VJ es "El Tronko Torzido" dijo...

Chihuaha, la igual que muchas otras ciudades, carece de públicos, pero públicos educados.
Con esto, por supuesto, no quiero decir que falta que estén letrados, si no, totalmente aparte de este último detalle, que estén educados a gozar de estos espectáculos.

Es muy fácil preferir la importación porque el sueño cosmopolita es y siempre será el de grandes públicos y relucientes reconocimientos por autoridades de turno, pero construir una comunidad que consuma cultura y, al mismo tiempo, produzca, es un reto que puede parecer imposible.

Es una carrera lenta que bien, puede estar comenzando apenas pero que debe impulsarse con todo.

Algo que ha propiciado la moda hipster es precisamente esa identificación con la cultura (aunque sea de forma superficial y egotista). Creo que no es necesaria una moda para mostrarle a las personas lo que la cultura, como bien de consumo, puede hacer en sus vidas.

Pero ese reto les pertenece a ustedes, los artistas, quienes al final, soy dueños y transmisores del mensaje con el público que al final seleccionarán para entregarles sus obras como un preciado tesoro por compartir.