jueves, 24 de enero de 2013

Los que amamos en exceso

Por: C. S. S.

Los que amamos en exceso
corremos el riesgo
de parecer locos
sordos
y/o ciegos
y quedarnos solos.

Los que amamos en exceso
somos paradójicos.

Dicen que misteriosos.

Yo diría que claros.
No andamos con rodeos,
el tiempo es corto
y decimos: te amo.

Pronto.

Porque sin amor
los que amamos en exceso
no sobrevivimos.

Se nos hunde el barco
si nos dejan.
Se nos quema el alma
por unos labios.

Hacemos un poema
y lloramos.
Pero también reímos.
Y reímos llorando.
Y lloramos riendo.

Se confunden
con los que amamos en exceso.
Se asustan los serios
y se ríen los relajientos

Los que amamos en exceso
Decimos:
―hágase el amor.
Y se hace el amor que llevamos dentro.

Los que amamos en exceso
podemos parecer sabios.
O tontos.
Pero no somos: ni lo uno,
ni lo otro.

Sino todo lo contrario.

Nadie entiende
por qué no mentimos.
Nadie se enteraría si mintiéramos.

Perdemos diciendo.
Y ganamos perdiendo.

Los que amamos en exceso
agarramos defensas
de los microbios
de los que no nos aman.
De quienes nos desprecian
y de los que nos levantan falsos
y parece que nos matan
a los que amamos en exceso.

Pero nos inmunizan
y nos hacen más fuertes
a los que amamos en exceso.

Nos dan un premio
por amar en exceso:
nos dan un beso.

Y luego se alejan.

Pero nos inmortalizan.
Porque al final
todos quieren ese beso.

Los que amamos en exceso
no solo tenemos un premio
por amar en exceso
también un castigo:

Volver a enamorarnos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Crees en la posibilidad de un exceso en el amor? Ciertamente, la pasíon es como un límite infinito.
Como la línea del horizonte, en el ocaso. Pero no sé, me gusta creer que cuando se ama, el placer y dolor libran una batalla, una batalla en el desierto. O en el mar.

Y sí, estamos condenados a enamorarnos, a seguir colgados de una línea que se hunde en nosotros mismos.