lunes, 27 de agosto de 2012
Mi primer día sin ti
Sí, suena a canción de enanitos verdes, pero no. Es una bitácora, una crónica, una manera de catarsis. No sé, sé que estás conmigo, pero, bueno, sabemos la situación. Sé que en realidad estas a algunos kilómetros de distancia, pero te traigo conmigo, te pienso, te siento, te amo.
La verdad, me desperté con unas ganas terribles de escucharte, de abrazarte pero sólo me concentré en pensarte y poder saber de ti y sí, mi celular brilló con tu nombre y un corazón a un lado. Nos leímos, nos escribimos, seguí en la cama, dando vueltas, reconociéndome de nuevo en mi hogar, pero aún así me siento ajena si no estás aquí.
Ordenar el cuarto, comer la comida de papá, mirar televisión, bañar a Mox, consentir mi piel, ordenar los libros y dejar los importantes en el buró derecho, son cuatro, dos me los regalaste tú, uno lo leeremos los dos y otro es de Borges donde viene un cuento llamado El Aleph, ¡vaya! me acabo de percatar que todos tiene que ver contigo ¿coincidencia? no lo creo. Reí, canté, baile, imaginé los días en los cuales tú podrás estar en mi casa, en mi cuarto, en mi cama, conmigo. Imagine que el día en que llegaras tendría la comida y el postre de mango, que no pude cocinarte allá, ya hechos, imagine tantas cosas. Me dediqué a buscar un trabajo que tenga que ver con mi carrera, no encontré ninguno ¡qué novedad! y ya no quiero escribir...
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