
Que aunque lo primero que hace es molestarte, te gusta que lo haga, te gusta que te haga enojar , y seguirle el juego para durar hasta las cuatro y media de la madrugada charlando de cosas triviales, que aunque sabes que al día siguiente será bastante cansado, y que no sólo es uno sino dos días en los que no pararás debido a que trabajarás arduamente, pero en ese instante no te importa. Sólo quieres estar ahí, platicando de la nada y del todo.
Pasan los días de trabajo y lo único que quieres es entrar, iniciar sesión y ver su nombre como conectado, comenzar a pelear y hacerte la ofendida para que él intente contentarte. Que tienes realmente tres días conociéndolo y lo extrañas porque ahora él es quien se irá de viaje. Y lo piensas y vuelves a inicar sesión con la ilusión de ver que está conectado aunque sabes perfectamente que no será así.
Que lo extrañas aunque sepas poco o nada, que tienes la esperanza que en su agenda tan apretada te dedique unos segudos de su tan preciado tiempo así como tú se lo dedicas y no sólo le dedicas segundos sino hasta una entrada en tu blog.
Y deseas que el tiempo pase pronto, deseas platicar con él, deseas que él te provoque, que te diga que tienes 12 años, que te diga apodos cariñosos y sobre todo que confiense que eres tú la primera con la que se comporta así, y con eso piensas ya toda una vida de amistad con él.
Aunque tengas tan solo tres días...