miércoles, 14 de diciembre de 2011

Me gusta llorar por las noches para no perder la costumbre


Me gusta llorar por las noches para no perder la costumbre.


Que la máquina no se seque, que las lágrimas sigan fluyendo, así en el momento exacto, espontaneo
y lleno de sentimiento fluyan sin tener que luchar por ellas.

Sí, me gusta llorar por las noches, en esa imagen trillada, en el cuarto, sola, con el cabello alborotado,
una cama grande y ropa esparcida por la habitación.

Tal vez lloro por todas las cicatrices que nunca se han curado, tal vez lloro siento que es el momento adecuado,
tal vez lloro porque me gusta llamar la atención.

Pero cuando lo hago, estoy sola. Sola. Soledad. Ausencia.

Así que nadie está para recoger las lágrimas y formar una sonrisa con ellas.

Me gusta llorar por las noches para no perder la costumbre, para recordarme que allá afuera no hay nadie.
Lo sé, se sabe. Él sabe. Todos saben.

Pero les gusta y mucho, mantener las esperanzas muertas de una jovencita para que deje de llorar.

Para que crea que existe...

Existencia abrumadora, existencia inútil y llena de papelitos que deberían de incendiarse, como el corazón.

El fuego a veces purifica las acciones, todo debe de llever un cierto sacrificio.

Aunque creo que ya he sacrificado demasiado y no hay recompensa alguna.

La tonta, de la que todos se aprovechan, la que llaman "Pan de Dios", la que llaman amiga. Toda ella siempre y bajo toda circunstancia
se siente sola.


Me gusta llorar por las noches para no perder la costumbre...

1 comentario:

Oneechan dijo...

Muy interesante (: y muy bello a mi perspectiva