Rita siempre lo observaba a escondidas, entre los pasillos desolados donde habitaban. Veía su caminar y la manera en que la tomaba de la mano, los veía a los dos. Se limitaba a sonreír cuando pasaban seguida suyo.
Cuando caía la noche imaginaba que la que caminaba a su lado era ella y con ese pensamiento iba a dormir cada día, cada noche, por largos cinco años. Y se sentía culpable, muy culpable. Iba casi diario a la iglesia y se confesaba por el mismo pecado, una y otra vez, incluso varias veces al día.
Cuando caía la noche imaginaba que la que caminaba a su lado era ella y con ese pensamiento iba a dormir cada día, cada noche, por largos cinco años. Y se sentía culpable, muy culpable. Iba casi diario a la iglesia y se confesaba por el mismo pecado, una y otra vez, incluso varias veces al día.
- Padre me acuso de haber pecado.
- Dime hija mía, qué ha pasado.
- He deseado estar tomada de la mano de un hombre que tiene novia.
- ¿Qué más hija?
- Sólo eso padre.
- Reza 10 padres nuestros.
- ¿Sólo eso?
- Sí, hija.
- Pero, ¿por qué?
- Tú rezalos.
Salía del confesonario cumplía su penitencia y regresaba a esos pasillos, volvía a verlos tomados de la mano, sonreía y la rutina del deseo por la noche continuaba.
Un día después de su rutinal confesión acudió a los pasillos y se dio cuenta que él caminaba solo, se quedo consternada pero pensó que sería sólo ese día, sin embargo no fue así ya que los siguientes días fueron iguales: él caminaba solo.
Después de varios meses de verlo solo aceptó que su novia se había ido, sonreía con más ganas y le estaba eternamente agradecida ya que dejaría de cometer ese pecado: Desear al hombre de alguien más.
1 comentario:
Hermoso <3 no existe otra palabra para describirlo, es muy simple y tan complejo a la vez, muy bonito <3
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