jueves, 7 de octubre de 2010

Metáforas




Metáforas: Recurso literario usado para poder imaginarte de mil y un maneras.

¿Cómo te explico? ¿Cómo le explico? Como explico que cada mañana el terrible despertar se hace mas pesado. Que quiero dejar de crearte, que quiero dejar de enviarte caricias con la luz del viento.

Que me desgarro con los luceros, que quiero quemar la cascada de sentimientos, que deseo ya no verte en los agujeros horadados en el diamante negro, que deseo destruirlos para cegarte.

Deseo que dejes de ser el culpable, que aunque lo he decidido. Que decidí quererte puramente, que decidí que fueras el dueño de los suspiros y los susurros del alba, siento que no sirve de nada.

Que aunque te lo grito con mi mirada, con mi roce entre tus dedos y con mis pasos atolondrados, me doy cuenta que no servirá de nada. No servirá de nada si cada deseo, si cada ideal, no te lo digo con palabras.

Pero me acobardo, dejo mi valentía a un lado cuando te siento en la misma bóveda de mil colores que te sigue. Incluso aunque deteste tu esencia, cuando surge en otras personas me impregno de ella y te veo. Te toco con mis manos, te dibujo con mis labios y te siento en cada paso.

¿Cómo te explico? Que diciembre me persigue con tu nombre, que me ata y me secuestra en recuerdos borrosos de tu desliz de invierno. Que deseo incansablemente que el hubiera exista, que un reloj fuera la máquina del tiempo para detener justo el momento en el que no existo, no existes; sólo vivimos.

Quiero idealizarte con tu maldad, con tu olor a tabaco, con tu incredulidad, para buscar tus contornos, tu ternura casi inexistente. Y así llevarte en lo latente, en lo fugaz y lo efímero de esta vida tuya y mía, que tú comenzaste pero que sigo sin esperanza alguna.

Cómo lo explico, cómo explico que eres la brisa de la montaña, la espuma de la luna al aparecer la mañana, el tintineo agradable de la campana en el silencio de mi almohada, el fulgor de la estrella que pasa por la ventana.

Dime, cómo te lo explico, cómo te lo grito, cómo te lo palpito, cómo te lo pinto, cómo me dejo llevar con lujo de violencia ante el golpeteo la realidad de tus besos con ella.

Utilizo tus recursos, tus horarios y tus llamadas para entregar al pequeño fracturado, que resuena débilmente para que tú vuelvas a quebrarlo, ¡qué no me importa! ¡Escondelo! ¡Rómpelo! ¡Tiralo! Que es tuyo, que te lo regalo para que lo hagas vibrar y soñar, que no importan que ellos sean rotos e imposibles. El soñador está hecho de esos fragtales de infinidad cubiertos con plumas escarlatas.

Te imagino y te aspiro en la palabra no dicha...

2 comentarios:

daleth enriquez dijo...

¡qué no me importa! ¡Escondelo! ¡Rómpelo! ¡Tiralo! Que es tuyo, que te lo regalo para que lo hagas vibrar
Esta parte es mi favorita.

Unknown dijo...

duooo U___U
Muy bueno (L)
Pero triste u_u