
Caminé perezosamente hacía la encrucijada que me esperaba ansiosamente.
Comenzaba a ponerme nerviosa, mis ojos mostraron un tic que solamente se hacía presente cuando estaba estresada o presionada, en ésta ocasión no sé porque lo fue. Miraba lo que estaba al final del pasillo, mis ojos se cerraron para evitar el molesto tic y mis pies tropezaban ante la cegedad de mi camino.
No supe que pasó después, sólo escuché un ruido parecido al de un gong débil y muchos colores comenzaron a rodearme, tan sólo es un sueño me repetía constantemente.
Cuando abrí los ojos, estaba tirada sobre una espesa nieve, bajo un triste árbol al cual no le quedaba ni una sola hoja, tiritaba de frío y mi aliento humeante me provocaba un estado de alerta.
Miré hacía los lados, sólo estabamos el árbol y yo, me levanté y comencé a caminar pero parecía que sólo daba vueltas, el árbol se burlaba de mi cuando me daba cuenta que seguía en el mismo lugar, la encrucijada se había perdido, mi destino confundido y la lágrima cayó hasta el suelo frío.