Con el libro de Juan José Arreola, se nos muestra ese panorama como que la vida en realidad es una feria. Ya que en ella se encuentra de todo, podemos tener nuestra visión carnavalesca, alegría, baile, música, así como también nuestros momentos malos, en la casa del terror, incluso nos llegamos a perder dentro de la casa de los espejos porque pensamos que el camino es claro y sencillo, pero no loes. Realmente debemos de tener cuidado del rumbo que vamos a elegir porque si nos dejamos llevar por esa felicidad efímera que representa la fería nos daremos cuenta que así como llego, así se irá.
Dentro de ella encontramos y encontraremos muchas personalidades que nos permitirán encontrar el personaje o más bien el protagonismo en nosotros mismos, ya que gracias a ello se nos forja el carácter y podemos discernir lo que nos deparará en este destino de fiesta, que al menos a los mexicanos nos caracteriza tan bien.
Retomando la novela de Arreola nos damos cuenta que nosotros somos quienes realizamos la feria, el simbolismo del dinero recabado para hacerla es muy claro, porque aún y cuando no tengamos dinero para poder sobrevivir siempre tendremos para los vicios y/o goces tal como la feria.
Gracias a ella todas nuestras personalidades podrán convivir, la religiosa, la chismosa, la intelectual, la pobre, la rica, la hipócrita, la sincera, siempre habrá alguna manera en la cual nos pondremos la máscara en la que vivimos para poder presentarnos a la hora de la función.